Innovar en la producción de alimentos más saludables y sostenibles es un reto importante. La búsqueda de materias primas endógenas y sostenibles, así como el desarrollo de tecnologías que alarguen la vida útil de los productos, puede mejorar la salud y la competitividad del sector.
Acerca de las buenas prácticas:
Dado que se prevé que el consumo de pescado y marisco aumente más de un 50% de aquí a 2050, el desfase entre producción y oferta es cada vez mayor, lo que amenaza la estabilidad económica y la seguridad alimentaria. Una cuestión clave que contribuye a este desfase es la infrautilización de los residuos de pescado.
En todo el mundo, una parte significativa del pescado procesado -hasta el 70% en Europa- acaba como pienso de bajo valor o como residuo. Esto es ineficaz y económicamente miope, dado el alto valor nutritivo de estos residuos.
El planteamiento actual desaprovecha una oportunidad vital para maximizar el uso de los recursos y el potencial económico. La dependencia de los métodos tradicionales de transformación hace que proteínas valiosas se reduzcan a subproductos o residuos, mientras que la demanda de productos del mar sigue creciendo.
La conversión de los subproductos en piensos o aceite, que se vende por un rendimiento mínimo, contrasta fuertemente con el potencial de crear productos alimentarios de alta calidad. Para hacer frente a estos retos, la industria pesquera mundial debe cambiar de perspectiva y reconocer los residuos secundarios como recursos valiosos. Adoptar soluciones innovadoras es esencial para cerrar la brecha entre la producción y el consumo de productos del mar.
Pruebas de éxito:
Propietario de la buena práctica: